LUNAR ENSEMBLE // PETRIT HALILAJ Y ÁLVARO URBANO

Instalación Lunar Ensemble for Uprising Seas // De los artistas Petrit Halilaj y Álvaro Urbano 

Como parte de la exposición Así las olas vienen en pares, comisariada por Barbara Casavecchia, los artistas berlineses Petrit Halilaj y Álvaro Urbano presentan una nueva instalación y performance titulada Lunar Ensemble for Uprising Seas. La obra, que ocupa el ala oeste de Ocean Space, es un ecosistema en evolución que comprende más de 40 esculturas a gran escala de criaturas híbridas acuáticas, terrestres y aéreas, ubicadas debajo de una luna con forma de huevo. Evoca nuevas formas de vida posibles y futuros alternativos queer, que pueden imaginarse juntos.

Instalación Lunar Ensemble for Uprising Seas // De los artistas Petrit Halilaj y Álvaro Urbano 

Este conjunto de seres plateados transformadores quizás esté aprendiendo a volar para escapar de los depredadores y del calentamiento de las aguas, o quizás esté intentando iniciar una nueva vida anfibia, como lo hicieron nuestros ancestros comunes hace millones de años, reaccionando a los cambios en el clima planetario. Tienen branquias, aletas, alas, cuerpos y colas que resuenan cuando los tocan los músicos y los intérpretes los activan.

Después de hacer oír su voz al público en Campo San Lorenzo, serán recibidos en el interior de la antigua iglesia -famosa en el pasado por las polifonías de su coro de mujeres- por un par de criaturas emplumadas que dominan el espacio urbano de Venecia: dos gaviotas argénteas, interpretado por los artistas.

En un crescendo de notas y sonidos, el movimiento de estas criaturas da volumen a una protesta alegremente vibrante, un mensaje de alerta, una invitación a escuchar el lenguaje del otro y a remodelar determinadas concepciones humanas sobre su papel como centro de el mundo.

La instalación se inspira en una canción popular española Ay mi pescadito, sobre una escuela en el fondo del mar donde todos los pececitos van a estudiar formas de supervivencia y pertenencia. Con ella pretenden explorar la cohesión y la resistencia o falta de armonía entre las especies, o entre los seres vivos y los objetos.

Las esculturas, escalas y formas variadas, representan a las criaturas sin ningún realismo con el mundo. Todas ellas se muestran en un estado evolutivo con una serie de características diversas para su supervivencia en el agua, la tierra o el cielo. Su piel metálica refleja la luz del sol en los muros, techos y suelos de la iglesia, con la consecuencia de la percepción del espacio a lo largo del día.

Las esculturas se transforman a su vez en instrumentos musicales por medio de cajas de música y técnicas artesanales, aunque cobran vida y sonido gracias a la interacción humana. Todas juntas, se proponen la difícil meta de componer una “melodía” inspirada en la canción Ay mi pescadito y los ruidos submarinos. Esta dificultad de armonización refleja la complejidad de la sincronía perfecta del material del mundo.

Si te interesa tienes que tomar un vuelo a Venecia porque la exposición termina el próximo mes de noviembre del 2023. Aquí tienes todos los detalles, horarios y más información para asistir a un mundo paralelo que nos invita a reflexionar.

Ramón Jiménez Lobo